Al llegar a la huerta el miércoles por la mañana estaban los 7 cochinos tranquilamente destrozándonos la huerta. Nos costó echarlos, pues están acostumbrados a la gente. Incluso los pequeños y adorables rayones metían buena mano a los pimientos.
El resultado, la destrucción de media huerta...sólo en una noche, plantas arrancadas, frutas devoradas, bancales hozados... ¡Una pena!
Ahora queda ponerse manos a la obra para recuperar lo que queda....y vigilar el vallado! Moraleja, si tu vecino tiene guarros sueltos, o hay jabalíes por los alrededores, es imprescindible un buen vallado de la parcela.